2010년 6월 22일 화요일

La Madre celestial [la Iglesia de Dios,Cristo Ahnsahnghong]


“Yo le resucitaré en el día postrero”


Hace 1.900 años, Jesús dijo repetidas veces que en el día postrero resucitaría a los que vinieran a él (Jn. 6:39, 40, 44, 54). ¿Por qué Jesús tiene que esperar hasta el último día para salvar a su pueblo? ¿Qué tiene que esperar? La creación de seis días del libro de Génesis capítulo 1, representa la creación espiritual de seis mil años. Como la creación de seis días finaliza con la aparición de Eva, la creación espiritual de seis mil años ha de terminar con la aparición de la Madre espiritual. Jesús pudo haber dado vida a su pueblo en su primera venida; no obstante, esperó que apareciera la Madre celestial, pues la vida es dada a través de la madre.


Las bodas del Cordero


Estudiemos algunos testimonios de la Madre en el libro de Apocalipsis.


Ap. 19:7 『Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.』


En este versículo está escrito: “Han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado”. Aquí, el Cordero es el segundo Cristo Ahnsahnghong, porque el libro de Apocalipsis se escribió después de la ascensión de Jesús, y trata de las cosas que sucederían en los últimos días. Hace 1.900 años, cuando Jesús vino por primera vez, su esposa no se había preparado. La Esposa del Cordero ha de aparecer en los últimos días.


En el libro de Apocalipsis capítulo 21, la desposada, la Esposa del Cordero, es descrita como Jerusalén.


Ap. 21:9-10 『Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. […] y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios,』


El apóstol Pablo testifica que la ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, es nuestra Madre.


Gá. 4:26 『Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.』


Hijos de la libre


El apóstol Pablo testifica que somos hijos de la promesa, hijos de la libre, porque se nos ha prometido la vida eterna a través de nuestra Madre celestial.


Gá. 4:28 『Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa.』


Gá. 4:31 『De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.』


Si somos hijos de la libre, ¿cómo llamaremos a la libre? Debemos llamarla “Madre”.Sin recibir a la Madre celestial, no podemos tener vida eterna. La vida eterna que Dios ha prometido darnos, es dada a través de la Madre celestial.


En esta última época, necesitamos a nuestra Madre Jerusalén, a quien estableció el segundo Cristo Ahnsahnghong. Creamos en Cristo Ahnsahnghong, el Espíritu Santo, y en la Madre Jerusalén, la Esposa, y recibamos la salvación.

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